"Intento aplicar colores como
palabras que dan forma a poemas, como notas que componen música"
René
Magritte
El día 15 del presente mes, se celebra
el DÍA MUNDIAL DEL ARTE, y por este
motivo he querido hoy en este blog escribir sobre el arte a través de dos
postales y de dos fotografías.
LAS DOS
POSTALES
Se cuenta que Joan Miró (Barcelona,
1893-1983), era un admirador de la pintura figurativa holandesa, como me ocurre
a mí, y en mayo de1928 fue a visitar Rijksmuseum
de Amsterdam, como yo lo hice concretamente a las 11:03 horas del día 16 de
abril de 2011 según consta en el ticket de entrada que aún conservo.
En la tienda
del museo, adquirió dos postales a color de dos obras: "El tocador de
laúd" de Hendrick
Martenszoo y "Niños enseñan a un gato a
bailar (La clase de baile)", de Jan Steen. En mi caso fui más esplendido, porque como de costumbre
cuando voy a visitar un museo compro el
catálogo, y en éste concretamente además de los cuadros que he citado estaban las obras maestras de Rembrandt y Johannes
Vermeer que me apasionan.
Unos meses más tarde, Miró hizo su
versión "con su propio lenguaje, como dice la cita de René Magritte"
en la cabecera de este escrito, y además
hemos de tener en cuenta que estamos en
el periodo artístico del surrealismo, influenciado por las teorías de Sigmund Freud sobre la
interpretación de los sueños, y que cuya idea en síntesis era: "liberar el
poder creativo del inconsciente". El resultado de las obras de Joan Miró a
las réplicas de aquellas dos postales fueron las siguientes composiciones:
Réplica
de Miró a la obra de "El tocador
de laúd" de Hendrick Martenszoon
Réplica
de Miró a la obra "Niños enseñan a un gato a bailar (La clase de
baile)", de Jan Steen
Miró estudió con minuciosidad las dos
postales y las interpretó, dando a los detalles más pequeños más
importancia de la que tenían en el original, y en cambio, empequeñeciendo los detalles relevantes.
Miró, con su
interpretación nos mandó un precioso
mensaje, la importancia de los pequeños detalles que nos encontramos cada día,
y no lo valoramos. No es el caso de un personaje de ficción que leía en mi
juventud y que opinaba:
"Siempre
he sostenido el axioma de que los pequeños detalles son, con mucho, lo más
importante."
Las aventuras de Sherlock
Holmes (1892) de Arthur
Conan Doyle
LAS DOS
FOTOGRAFÍAS
El fotógrafo letón Philippe Halsman (Riga, 1906-1979) conoció a Salvador
Dalí (Figueres, 1904-1989) en la década de 1930, una época en la que el
fotógrafo residía en París y frecuentaba los círculos en los que se movían
muchos artistas ligados al surrealismo. Comenzaron a colaborar en la segunda
mitad de los años 40 y Halsman en su
biografía comenta:
"Para mí la fotografía puede ser terriblemente seria o muy divertida.
Tratar de captar algo tan esquivo como la verdad con una cámara puede ser una
tarea frustrante. E intentar crear una imagen que no existe en la realidad sino
en tu imaginación es a menudo un juego excitante. Y yo disfrutaba
especialmente de ese juego con Salvador Dalí. Éramos como dos compinches. Cada
vez que se me ocurría una idea fuera de lo común le pedía a Dalí que fuera el
héroe de la foto. Esa relación nos estimulaba mutuamente"
Salvador Dalí fotografiado por su
amigo Philippe Halsman
De
todas las fotografías de Halsman, la que tuvo más éxito, fue la
genial fotografía surrealista y divertida, que se publicó en la revista
LIfe a doble página, titulada: "Dalí Atomicus"
Dalí Atomicus. 1948
En palabras del
propio Halsman: “Seis horas y 28 intentos después, el
resultado satisfizo mi deseo de perfección. Mis asistentes y yo estábamos
mojados, sucios y completamente exhaustos; sólo los gatos parecían estar como
nuevos”.
Esta fotografía
cuando la vi me impactó muchísimo, porque todo
vuela, todo gira, todo flota,
como lo electrones alrededor del núcleo del átomo, ya que también el surrealismo tomó los avances científicos,
en este caso el de la física atómica (no hemos de olvidar que en el año 1945, los Estados Unidos lanzaron dos bomba atómicas
en Japón). Otro punto que me llamó la atención fue el cuadro tapado por los
gatos en vuelo.
El cuadro en cuestión es Leda atómica, representada por Gala la esposa de Dalí, que según la
leyenda, fue seducida por el dios griego Zeus transformado en un cisne.
Leda está sentada sobre un
alto pedestal, con los pies sobre pequeños pedestales flotantes, mientras
acaricia al cisne volador. Todo en el cuadro flota, incluso el mar flota sobre
la arena y nada tiene contacto con ninguna cosa, siguiendo también, la teoría
de la física atómica.
Elena Dimitrova Diakonova,
más conocida como Gala, nació en Rusia,
y estaba y casada con el escritor surrealista Paul Éluard, cuando conoció a
Dalí en 1929. Salvador Dalí la invitó a
su casa de Cadaqués, ya que estaba enamorado de ella, a pesar que Gala era 10
años mayor que él. Paseando por el cabo
de Creus, se arrojó a sus pies y le confesó su amor. Ella le contestó, “Niñito mío, no nos separaremos nunca”,
y así lo hicieron hasta el fallecimiento de Gala en 1982, habían transcurrido 53 años. Cuando
le dieron la noticia a Dalí. murmuró: “No está muerta, no morirá nunca”, y es
verdad,
porque ella vive en las obras de Dalí, y la inmortalizó como a una
de las figuras más bellas y notables del arte de todos los tiempos.
Y acabo, con otra obra de
Dalí en homenaje a ambos.
El título completo del
cuadro, es muy largo como fue su
relación con Gala:"Dalí de espaldas pintando a Gala de
espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en
seis verdaderos espejo" (1972-1973, Teatro-Museo
Dalí en Figueres)
Salvador Dalí pintó en el tramo final de su obra este
magnífico retrato múltiple de Gala y de sí mismo. El objetivo de Dalí fue hacer
un cuadro-homenaje a Las Meninas de
Velázquez: él se retrata de espaldas y a la vez reflejado de frente, es al
mismo tiempo Velázquez y el rey Felipe
IV, así como Gala es la Reina y la Infanta.
Las caras desdibujadas de
ambos personajes son fruto del experimento en que convirtió Dalí este cuadro, y
que consistía en pintar el reflejo de
seis espejos. Por ello, a través de tantos espejos las figuras reflejadas
pierden definición como puede verse en los rostros de Dali, y de Gala.
Notas:
1ª
Recuerdo que en el año 2015 visité Bruselas y comimos en el restaurante situado
en la esfera superior del Atomium, una estructura de 102 metros de altura y
dotada de nueve esferas de 18 metros de
diámetro y que representa el cristal de
hierro.
2ª
Recordad que un cristal de hierro está formado por dos átomos, un átomo central
y con ocho a su alrededor que tienen un valor de 1/8 de átomo. Para que nos demos cuenta de la
dimensión real de éste cristal, y de paso la dimensión de los átomos, que han
sido los protagonistas de hoy, la escala de este monumento está ampliada nada más y nada menos que
165.000.000.000 (165 mil millones) de veces).
3ª
Hubo una época de mi vida que me dio por pintar reiteradamente, con la misma
calidad que mis escritos de hoy, pero tengo que reconocer que como mínimo
tiempo y afición les he dedicado a estas dos facetas de mi vida. Todo este
preámbulo para deciros que la pintura que hacía era totalmente surrealista, por
ejemplo, cuando pinte la piscina de en donde veraneo, puse a unos nadadores de
competición, flotando no en el agua de la piscina, si no en el cielo…..
4ª Como despedida, permitidme hacer un guiño a mi admirado Sigmund Freud con una reflexión final:
"Soñar
no cuesta nada, lo que cuesta es interpretar los sueños"