El reyes de Bután Los reyes y las reinas de España
El
pasado jueves 19 en el Congreso de los Diputados, Felipe juró su cargo frente
al presidente del Gobierno, y fue proclamado rey de España. A
continuación pronunció un discurso.
Este
acto me hizo recordar el discurso del rey
Jigme Singye WangchucK de Bután hace concretamente 40 años (2-06-1974)
que en su discurso de su coronación dijo:
“La felicidad interior bruta es mucho
más importante que el producto interior bruto”
Tenía
18 años y se convertía en el monarca más joven del mundo.
Desde
aquel día, la felicidad interior bruta
ha sido el objetivo de la política del gobierno de Bután.
El
reino de Bután, está situado en el tramo oriental de la cordillera del
Himalaya, entre la India y el Tibet, un país del tamaño de Suiza con unos
700.000 habitantes.
Este
gran rey, abdicó en el 15 de diciembre
de 2006 en su hijo Jigme Khesar Namgyel Wangchuck continuador del eslogan de su
padre: Felicidad Interna Bruta (Gross National Happiness).
En el Mapamundi de la FELICIDAD, una
investigación realizada en la Universidad de Leicester (Reino Unido) en 2006,
Bután resultó ser el octavo país más feliz de los 178 países estudiados, por
detrás de Dinamarca, Suiza, Austria, Islandia, Bahamas, Finlandia y Suecia. Con
un PIB per cápita de 5.312 dólares seis
veces menor que el español, corroborando lo que afirma el Premio Nobel (2001) el
estadounidense Joseph Stigliz sobre el PIB:
“No
mide adecuadamente los cambios que afectan al bienestar, ni permite comparar
correctamente el bienestar de diferentes países'[…] no tiene en cuenta la
degradación del medio ambiente ni la desaparición de los recursos naturales a
la hora de cuantificar el crecimiento. […] esto es particularmente cierto en
Estados Unidos, donde el PIB ha aumentado más, pero en realidad gran número de
personas no tienen la impresión de vivir mejor porque sufren una caída de sus
ingresos”.
Notas:
2. Coca-Cola deberá readmitir a los 800 trabajadores despedidos. Esta marca utiliza siempre el marketing emocional, en cada uno de sus anuncios nos vende felicidad. Yo les aconsejo que apliquen sus eslóganes primero a sus trabajadores y luego a sus clientes, y no al revés.