La muerte de los Santos Inocentes
Entonces Herodes,
viéndose burlado por los magos, se enfureció mucho y mandó matar a todos los niños de Belén y de toda su
término, de dos años para abajo, según el tiempo puntualizado con los magos. Así
se cumplió lo que dice el profeta Jeremías: «Un clamor se ha oído en
Ramá, llanto y lamento grande: es Raquel
que llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.»
Evangelio de Mateo 2:16-17-18
Como
imagen representativa del horror que describe el Evangelio, es la escultura
situada en la fachada del Nacimiento del Templo de la Sagrada Familia y
concretamente en el pórtico de la Esperanza, que realizó el escultor Llorenç Matamala
i Piñol bajo la dirección de Gaudí, en la cual, un soldado está a punto de
matar a un niño sin inmutarse, a pesar de las súplicas desesperadas de su madre.
Este día de los
Santos Inocentes, lo hago extensivo a los niños que mueren en las actuales
guerras, en los éxodos familiares en busca de la paz y a los que acompañan a sus
padres que emigran, soñando vivir un futuro en un mundo mejor.
La magia de las palabras
Antes, durante y
después de las guerras deben emplearse LA MAGIA DE LAS PALABRAS. No ignoro que utilizar palabras en vez de
bombas es difícil, pero todas las guerras han finalizado con palabras escritas a través de los tratados o capitulaciones, por aquello de que
"las palabra se las lleva el viento".
En
este mundo, en que cada día hay más conocimientos y es cada vez más laico, las
guerras de religiones me suenan anacrónicas y ya olvidadas.
Los
laicos o el que profesa una religión
determinada, no deben provocar a otros por tener una religión diferente y menos
con imágenes y palabras escritas, todo ello alegando derecho de expresión.
Errnest Hemingway, decía: "se necesitan dos años para aprender
hablar y sesenta para aprender a callar". Esta frase que me ha servido en el contexto religioso, es útil para la vida empresarial, la política
y para nuestra vida cotidiana.
Mi deseo para el
próximo año
Es
obvio, que a la vista de las guerras que hay en la actualidad, mi deseo es PAZ para todos los estados del mundo, y en este
momento, dejadme pronunciar las mágicas palabras
de los hippies de los años sesenta: "haz el amor y no la guerra", y lo repetiré en inglés y en francés, ya que en
ruso se me hace difícil escribirlo
por su alfabeto derivado del cirílico, para que Barack Obama, François Holande
y Vladimir Putin, no tengan dudas: "Make
love not war" - "Faites l'amour, pas la guerre"
De
paso, aumentaremos la tasa de natalidad que en muchos países les hace falta,
por ejemplo en España, y también nos
servirá para que el índice de "esperanza de vida" siga aumentando,
único índice, que según los entendidos (antropólogos y sociólogos) nos
indica que la sociedad actual, es mejor
que las anteriores.
La magia de las
palabras para un bloguero
Este
es mi segundo año que escribo en mi blog con una frecuencia quincenal, palabras
escritas sobre la actualidad social y política, y acompañadas si cabe con algún apunte autobiográfico.
Sin quererlo, durante estos dos años la magia de las palabras
escritas en mi blog podrá servir a futuros lectores como una modesta crónica del año.
Como
todas las magias hay truco, ya que puede
ser que mis palabras escritas estén
influenciadas por mi forma de pensar, tal como dijo el poeta Ramón de Campoamor (Asturias, 1817-1901):
«En este mundo
traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con
que se mira»
Notas:
1.
No
puedo despedirme, sin hablar del resultado de las últimas elecciones del 20 de
diciembre, es sin lugar a dudas un éxito para todos los votantes españoles, por fin el
cambio político y social será una de las cosas buenas que nos deparará el
próximo año 2016.
2.
Hace
ya algunas décadas, era costumbre en esta época, que el cartero, el barrendero, el vigilante, y el sereno del barrio (éste último era la persona que te abría el portal de casa a
partir de las 10 de la noche y te daba una "velita" para que te
alumbraras para subir la escalera), te tocaban a la puerta unos días antes de
la Navidad, y te entregaban una felicitación en busca de una propina
(aguinaldo). Hoy yo hago lo propio, y os adjunto mi felicitación, la propina ya
la he recibido durante todo el año con vuestra lectura y vuestros benévolos
comentarios de mis entradas en este blog.