No he podido
colgar este post el lunes pasado, como es mi costumbre, por estar de viaje fuera de España. Pido
disculpas a mis lectores, en forma especial, a aquellos que me lo han
reclamado.
El pasado
primero de mayo se celebró el día del trabajo, y hoy quiero hablar de su
vertiente religiosa, ya que la visión política del mismo, la afronté en mi entrada de hace aproximadamente
un año (5-05-2014, “La luna en la política y en empresa”), y todo sigue igual.
El origen del trabajo
El trabajo,
está fundamentalmente ligado a la condición humana desde los primeros tiempos
de su existencia, por lo que se cuenta en
la biblia, Yavé Dios en el jardín de Edén le dijo al hombre:
“Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del
que te había prohibido comer; ¡maldita sea la tierra por tu culpa! Con fatiga sacarás de ella tu sustento
todos los días de tu vida.
Ella te dará espinas y cardos y comerás hierba de los campos.
Con
el sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Porque eres
polvo y al polvo volverás”
(Génesis 3,17-18-19).
El trabajo en el siglo XX de la era cristiana
Recuerdo,
que en posguerra española y durante años después, en las viviendas, detrás de la puerta de entrada, se colgaba una
placa metálica con la estampa esmaltada de SAN PANCRACIO, que fue mártir, por
haber sido decapitado por su cristianismo a los 14 años por el emperador Diocleciano.
San Pancracio era
venerado por los habitantes de las casas que custodiaba, como el santo patrón
del trabajo y de la salud
Este santo era
portador de un libro donde se podía leer el latinajo:
“VENITE
AD ME ET EGO DABO OMNIA BONA”
que
significa:
“VENID A MI Y OS DARE TODOS LOS
BIENES”
Creo que no hay
otros bienes tan apreciados como: EL TRABAJO Y LA SALUD.
En
aquel entonces, sea por San Pancracio o por otras circunstancias, no faltaba el
trabajo a ninguna familia, aún más, toda la familia trabajaba, y había trabajo
hasta para los niños.
Y
para una mayor felicidad, un tal Alexander
Fleming inventó la PENICILINA para proteger desde entonces nuestra salud.
En
1954, el Papa Pio XII declaró el primero de mayo festividad de San José Obrero,
uniéndose a la festividad del “día del
trabajo” ideada por las organizaciones socialistas y los sindicatos.
El trabajo en el siglo
XXI
El
otro día, el primero de mayo, jornada
festiva, hubiese sido la forma de
celebrar el sostenimiento de la familia y el desarrollo de una profesión u
oficio, como lo hizo San José de
Nazaret, pero en este siglo el “modelo
de trabajo ha cambiado”, ya que por desgracia el trabajo escasea y no
hay para todos.
Los
derechos humanos nos dicen que TODAS LAS PERSONAS tienen derecho a un trabajo digno y convenientemente
remunerado. Según la iglesia, San Ambrosio dijo:
“Es un homicidio negar a un hombre el
salario necesario para vivir
Y yo le aplaudo, y espero que en este siglo XXI tan faltos de valores y milagros,
San Pancracio interceda por todos nosotros, como lo hizo en el siglo pasado, y
que de una puñetera vez, todos los trabajadores en paro puedan cumplir con sus
deberes y vivir con dignidad.
Notas:
1.-Juan Goytisolo (Barcelona, 1931), recibió el premio Cervantes el pasado 23 de
abril, y en su discurso de la toma de posesión del mismo, pronunció un discurso
como un ciudadano más que está indignado,
arremetiendo contra los desahucios, contra la corrupción, las verjas de Ceuta y
Melilla, ….y acabó con un guiño: “Digamos bien alto que podemos”
2.-El artículo 35 de nuestra constitución
del año 1978, dice:
“Todos
los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre
elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración
suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en
ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo”.
Recuerdo, a colación de
la promoción interna en las empresas, que en cierta ocasión de mi vida
profesional una gran empresa estatal, me hizo innumerables pruebas de selección y exhaustivas
comprobaciones médicas. Al final el Director General aprobó mi incorporación.
Más o menos creo recordar que fue un jueves, ya que el viernes cuando quise
comunicar mi baja al empresario de la empresa en donde yo trabajaba, éste no
vino. Bueno, pensé, lo haré el lunes. El lunes a primera hora me llamó el
Director General de la gran empresa estatal, para comunicarme que mi
incorporación había sido vetada por el Comité de Empresa que exigía que mi
cargo fuera cubierto por promoción interna.
Hoy día, ya no se habla de convenios,
ni de Comités de Empresa, ¿la nueva “reforma laborar” ha arrasado con todo los
derechos de los trabajadores?
3.-El primero de mayo yo estaba en Bélgica
concretamente en la localidad de Lieja. En una plaza que hay que circunda la
Catedral, había un acto en conmemoración de la fiesta del trabajo. Era una
verdadera fiesta que combinaba la gastronomía, la música y tenderetes con
información de toda clase sobre el movimiento obrero (mi amigo Julián L.B., que
me acompañaba compró un libro sobre este tema ambientado a principios del
siglo pasado).
Dos cosas me transportaron al pasado: las imágenes de
niños con globos rojos con el anagrama en amarillo de la hoz y el martillo y la
actuación en un estrado de unos jóvenes imitando a los míticos Beatles.
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