La política en la
familia, antes del "día después"
Cuando
hablamos de política en mi familia, no todos coincidimos. Creo que cada uno de
nosotros piensa que su punto de vista es
mejor que el de su interlocutor. En ocasiones, nos dedicamos a elevar el tono
de voz, como si el tono favoreciera el "tener
razón". Las discusiones políticas nos hacen ser intransigentes y nos
hacen perder la perspectiva, ya que la razón es subjetiva, es decir, que hay
muchas maneras de ver la realidad. Ya lo dijo el filósofo Immanuel Kant:
"No vemos el mundo como es, sino
como somos nosotros"
Es
decir, si llevamos esta sentencia en el contexto político, cada uno de nosotros
lo vemos del color del partido que somos:
de izquierdas, o de derechas, y no cito el centro porque no hay ningún partido que lo
represente, es decir, ha desaparecido.
En
mis intervenciones en formación en las empresas que he asesorado, y
concretamente a los "equipos de dirección", cuando tocaba el tema sobre la razón en una negociación, les
explicaba el cuento de "La razón o la locura",
que dice así:
En
el centro de un territorio había un pozo que daba agua a todos los ciudadanos,
que estaban gobernados por un poderoso rey.
Una
noche mientras todos dormían, una bruja enemistada con el rey envenenó el agua
del pozo, bajo el sortilegio: "Todo aquel que beba de esta agua se volverá
loco".
Al
día siguiente, todos los habitantes de aquel reino, excepto el rey, habían
bebido de aquella agua y perdieron la razón.
Los
ciudadanos observaron que el rey se comportaba diferente que ellos y empezaron a
decir: "No podemos tolerar que nos gobierne un loco".
Esa
misma noche, el rey bebió del agua del pozo.
Este
cuento se acaba, porque los ciudadanos organizaron fiestas para celebrar que el
rey hubiese recuperado la razón.
El inicio del "día después"
Recuerdo
que el 15 de junio de 1977, fui a votar con
ilusión porque eran las primeras elecciones democráticas después de
la dictadura, Os recuerdo el resultado:
Centro:
UCD = 165 diputados
Izquierda: PSOE+PCE =
118 + 20 = 139 diputados
Derecha: AP = 16
diputados
Nacionalistas: Pacte
Democràtic per Catalunya + P. Nacionalista Vasco = 11 + 8 = 21
Resto: 10
Participación = 78,83 %
La música institucional que
nos invitaba a participar desde los 21 años (ahora es a los 18 años), fue la
canción "Habla pueblo, habla" que
sonaba en cada bloque de anuncios, en la única cadena de televisión que había
(fue 1990 la aparición de otras cadenas), y que algunos de sus estribillos decían:
Habla pueblo,
habla
este es el
momento.
No escuches
a quien diga
que guardes
silencio.
Habla pueblo,
habla
tuyo es el
mañana.
Habla y no
permitas
que roben tu
palabra.
Habla pueblo,
habla
habla sin
temor.
No dejes que
nadie
apague tu
voz.
Desde
entonces, "ha llovido mucho" (39 años), como se dice en términos
coloquiales, y con ello el centro ha
desaparecido y los electores actuales nos hemos bipolarizado: o somos de derechas
(PP , Ciudadanos..) o de Izquierdas
(PSOE , Podemos, Izquierda Unida..).
La realidad del "día después"
La
experiencia nos indica que en el "día después" todos los partidos dicen que han ganado, pero la realidad de este 27 de junio, demuestra que de los cuatro grandes partidos ha ganado la derecha con 169
diputados contra 156 diputados de la izquierda:
DERECHA: PP + Ciudadanos = 137 + 32 = 169 diputados
IZQUIERDA: PSOE + Unidos Podemos = 85
+ 71 = 156 diputados
Nacionalistas· ERC +
CDC + PNV = 22 diputados
Otros: 3
Participación: 68,84 %, mucho
más baja que la anterior del 20-D que
fue de 73,21 % ¿será por qué los ciudadanos estamos hasta el gorro de
nuestros políticos?
La
reforma de la Constitución para el "día después"
El
primer deber de todo gobierno es hacer felices a sus ciudadanos. Esto, es lo que
he repetido hasta la saciedad en muchas de mis entradas en este blog. Es un deber recogido en las principales
constituciones del mundo moderno y en la Declaración de Derechos del Hombre y
del Ciudadano, cosa que no aparece en
nuestra vigente constitución del 1978. Los ciudadanos españoles somos
infelices por la desigualdad existente en todos los conceptos, injusticias
(desahucios generalizados, cortes de luz indiscriminados, parados sin ningún
ingreso del estado), impuestos confiscatorios,
abusos de poder, corrupción a gran escala, etcétera.
En
la nuestra primera Constitución de Cádiz de 1812, en su artículo 13, proclamaba
el derecho de los ciudadanos a ser felices: "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin
de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la
componen".
Este
es un punto a incluir en la próxima
reforma de la Constitución, así como la preservación de toda corrupción, y no
pido la pena de muerte para los
corruptos como en algunas constituciones
existentes, si no penas coherentes y que no prescriban.
Todo
lo demás que quieran reformar es para mí, superficial.
Los pactos del "día
después"
Ahora,
toca esperar a los pactos, y lo más importante, para ser
felices, será aceptar el resultado. Luego, que reformen nuestra
impresentable Constitución con la inclusión del artículo que he mencionado antes: "El objeto del Gobierno es la felicidad de la
Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar
de los individuos que la componen", como ya estaba en la Constitución
anterior, para que con su
cumplimiento continuemos siendo felices.
Notas:
1. En
las elecciones de 1977, Catalunya se
presentó como "Pacte Democràtic per Catalunya" una coalición de tres
partidos:
Esquerra
Democrática de C., Convergencia
Democrática de C. y el Partido Socialista de C Que lástima que en esta última convocatoria de
elecciones no hayan ido juntos estos
tres partidos como en aquel día.
2. Y
si queréis saber los líderes de aquella
coalición se ponen en evidencia en el cartel que expongo a continuación
3. El
Reino Unido, a través de un referéndum
celebrado el pasado día 23 ha decidido salir de la Unión Europea. Creo que siendo tan diferentes a nosotros e insolidarios, y con una colonia en un trozo
de España, les digo con toda mi alma: ¡goodbye!