«Yo
soy el dios poderoso
en el aire y en la tierra
y en el ancho mar undoso (ondulado),
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro (infierno) espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
mando, quito, pongo y vedo (prohíbo).»
en el aire y en la tierra
y en el ancho mar undoso (ondulado),
y en cuanto el abismo encierra
en su báratro (infierno) espantoso.
Nunca conocí qué es miedo;
todo cuanto quiero puedo,
aunque quiera lo imposible,
y en todo lo que es posible
mando, quito, pongo y vedo (prohíbo).»
Miguel de Cervantes, en el
capítulo XX de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha, pone estos versos
en boca de Cupido.
El
pasado día 14 de febrero, día de San Valentín se celebró el día de los enamorados, por ello
mi entrada de hoy va desde el deseo amoroso, pasando por la infidelidad, y acabando con el desamor.
Cupido
Cupido,
como ya sabéis, en la mitología romana es el dios del "deseo
amoroso". Séneca y otros autores, afirman que fue hijo de Venus y de Vulcano (dios del
fuego).
A Cupido se le representa generalmente como un niño
alado, con los ojos vendados y armado de un arco, y con un carcaj lleno de
flechas de oro y de plomo: las de oro
son para infundir el deseo amoroso, y las de plomo para quitarlo.
Las
alas indican que el amor es pasajero, y los ojos vendados prueban que el amor
no ve los méritos o los deméritos de la persona a quién se dirige, es decir, el
amor es ciego como dijo Shakespeare:
"El amor no mira
con los ojos, sino con el espíritu por eso pintan ciego al alado Cupido"
Cupido y la madre que lo parió
Hace
ya unos años que estuve en Florencia, y visité
la Galería de los Uffici. En esta pude ver "el nacimiento de Venus"
por Sandro Botticelli, en donde su
pintura destaca la belleza de Venus, cuya imagen era la de Simonetta Vespucci modelo del pintor,
y que él
le profesó un amor platónico.
En aquel día creí que la belleza de Venus no podía ser superada hasta que
descubrí una pintura que muestra a Venus
jugando con su hijo Cupido, del artista florentino Alessandro Allori (1570)
pintura que se exhibe en el Museo Fabre en Montpellier y que he querido
compartirla con todos vosotros.
El padre de Cupido
Júpiter y
Juno tuvieron un hijo muy feo y además tullido que le llamaron Vulcano, y por
todo ello lo enviaron del Olimpo a la Tierra.
Vulcano
enseguida se destacó por su laboriosidad
e ingenio, y en su fragua (de aquí la denominación del dios del fuego),
hacía toda clase de armaduras, espadas puñales,
flechas, corazas y escudos.
Vulcano forjando los rayos de Júpiter
Rubens (1638). Museo del Prado.
El ingenioso Vulcano
construyó un trono para su madre Juno. Cuando ésta tomó posesión del mismo,
notó que estaba cogida de tal forma que era imposible poderse levantar. El
ingenioso vulcano, para mí el primer ingeniero de la historia mitológica, pidió
a sus padres, que a cambio de liberar a su madre, poder contraer matrimonio con
la mujer más bella de entonces, Venus.
Juno recibió
su libertad y Vulcano a Venus, la futura
madre de Cupido.
La infidelidad
De la
infidelidad de Júpiter a su mujer Juno, nacieron Diana (diosa de la caza) y
Apolo (el dios Sol que todo lo ve), ambos hijos de Latona.
Apolo, hermanastro
de Vulcano le visita a su fragua, y le avisa de las infidelidades de Venus con
Marte (el dios de la guerra).
"La fragua de Vulcano" por Diego Velázquez
(1960)
Museo del Prado (Madrid)
En 1992, un equipo del Hospital de
Sant Pau de Barcelona, hizo un estudio que alertaba de que entre el 5% y el 7%
de las paternidades eran falsas.
Hace ya unos años la Audiencia de Valencia
condenó a una mujer a pagar una indemnización de 100.000 euros a su marido por
ocultarle que tres de sus cuatro hijos eran de otro hombre.
Ya lo dice el refranero
español:
"Los hijos de mi
hija, nietos míos son; lo hijos de mi hijo .... sábelo Dios".
Cupido, su padre, el amante y la madre
que lo parió
“Venus, Vulcano y Marte” por Tintoretto
(1545-1550). Alte Pinakothek (Munich)
Tintoretto nos describe con una iconografía
cómica, lo que ocurrió posteriormente del aviso de Apolo. Vulcano se presenta
de improviso en el dormitorio de Venus. Marte se esconde debajo de la mesa y saca la cabeza (casco incluido), incluso el
indiscreto perrito ladra para delatarlo. A Marte se la ha olvidado esconder su
escudo, que sigue sobre la mesa donde se
ve reflejado en él a Vulcano y a Venus.
Cupido duerme en su cuna ajeno a la infidelidad de la madre que lo parió. Y
como colofón final, el laborioso e ingenioso
Vulcano, busca a Marte en un lugar equivocado.
Notas:
Un cuento de amor, una historia de desamor y un recuerdo:
1. El cuento, al que quiero referirme hoy, viene al caso con la festividad de San Valentín en que la sociedad nos obliga una vez más al
consumismo, no obstante, el cuento corto
de amor al que me refiero, lo sitúa en otra fecha de consumo, el día de Reyes. El
cuento se titula: El regalo de los Reyes
Magos del escritor estadounidense que escribió bajo el seudónimo O.
Henry (1862-1910), y que cuando en
su día lo leí me emocioné mucho. El que no lo conozca podéis buscarlo en la red
y leerlo, vale la pena.
2.
La historia del "desamor". Es la
historia que nos recordó el pasado 13 de
febrero, que se conmemoró el 80º aniversario del bombardeo de Barcelona
desde un barco Italiano, a 9 km de la costa, sobre el Elizalde, que era una
fábrica de motores de aviones, situada
delante de mi domicilio actual, donde vine
a vivir cuando me casé hace más de 52 años, me refiero a la manzana Paseo de
Sant Joan, Bailèn Rosselló
y Còrsega, donde en aquel trance hubo muchos heridos y murieron 17
personas.
3.
Recuerdo que en la biblioteca de mi abuelo y
padrino, Francisco, había unos libros que relataban la primera guerra mundial
(1914-1918). Recuerdo que eran libros con muchas fotografías de la guerra. El arte de la fotografía comenzaba en
aquella época y sus fotos del horror de
aquella guerra me impactaron entonces y aún subyacen en mi memoria. No
os voy mostrar fotos de los muertos en combate que habían muchas, pero sí, de
dos peculiaridades de aquella guerra: los gases venenosos y las trincheras que
se hicieron por primera vez en la historia de la guerra.
Durante
los ataques con gases venenosos (lacrimógeno, cloro, fosgeno, mostaza….), también los perros, mulas y caballos del
ejercito se protegían con máscaras anti-gas.
Las
trincheras servían para el descanso y la
defensa.
Mi
abuelo Francisco murió cuando yo tenía 7 años, no obstante intuí que fue una gran aficionado a la fotografíe porque en su despacho había una
vitrina con bandejas, pipetas, probetas, vasos de ensayo, etcétera, es
decir, todo lo necesario para el
revelado de las mismas. Parte de este material
aún lo conservo, y lo he guardado
de recuerdo en un estante de mi librería.