lunes, 13 de agosto de 2018

LA JUSTICIA Y LAS UTOPÍAS


In memoriam:
A mi hermano José Mª
(Abogado, 1936-2014)


 Mi hermano José Mª, mi padre en su centenario, yo y mi hermano Santiago

La imagen de la justicia

Cualquiera de nosotros, nos imaginamos la imagen de la Justicia representada por una mujer ataviada a la usanza de la antigua Grecia o Roma, con los ojos vendados y que soporta una balanza en una mano y en la otra una espada.

La representación de la Justicia con una venda en los ojos es relativamente nueva. Las primeras monedas romanas que  representaban  a la Justicia estaban  con   los "ojos descubiertos". Como  caso curioso,  es  la foto que realicé en mi visita  a Girona en "Temps de Flors" (Tiempo de Flores) en su última edición,  de una reproducción (o no) de una piedra romana esculpida de la Justicia sin venda en los ojos, ya que  no  es hasta el siglo XVI cuando se la comienza a representar con los "ojos tapados". 


 En concreto, la primera representación conocida de la Justicia con la venda en los ojos  es en la estatua de Hans Giengen de 1543 de "la fuente de la Justicia"  en Berna.


Aunque la posición de la venda está más bien hacia la frente, como si quisiera hacer trampas a su ceguera. La venda  simboliza que todos somos iguales delante de la Justicia (de la ley). La balanza significa "equidad", es decir, la búsqueda de un resultado justo. Y por último la espada,    representa  el poder de la razón y de la justicia, que puede ser ejercido a favor o en contra de cualquiera de las partes.


La justicia no es ciega, la balanza no está calibrada y la espada está sin afilar.

La justicia,  con su lentitud, con sus errores, sus favoritismos, su inmoralidad en tantas ocasiones, se basa en el Derecho que recopila leyes elaboradas por la imperfección humana. Por ello sus artículos son vulnerables, frágiles, y que permiten variadas interpretaciones. Eso permite que existan jueces que juzguen con manga ancha o estrecha según su ideología,  según el asunto de que se trate o quién o quiénes sean los personajes encausados, y a la vez existe un ejército de abogados que viven justamente de las ambigüedades de las leyes. 

Recuerdo que mi hermano José Mª (abogado) me contó en los años setenta el caso de un tal Ernesto Miranda, que fue condenado por violación  basándose en su propia declaración, su abogado alegó que era injusto porque su defendido no tenía estudios y no sabía que la "Bill of Rights" le autorizaba a no confesar nada. La apelación del abogado a la Corte Suprema le hizo ganar el caso, por invalidar la confesión. A partir de entonces la policía de los EEUU, cuando detienen  a un sospechoso, sueltan la coletilla que todos nosotros hemos visto en las películas americanas: "Tiene derecho a permanecer en silencio a llamar a un abogado, y si no puede pagarlo, tiene derecho a un abogado de oficio". Y todo esto, para que la policía no trabaje en vano por las triquiñuelas legales de los abogados.

La utopía está servida en nuestra constitución en vatios artículos,  pero hoy solo apuntaré el artículo 14 que habla sobre el tema de hoy: 

"Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social."

El problema está, no en la igualdad ante  la ley, sino en los criterios con que se aplica la justicia, esto lo hemos experimentado últimamente en el caso de "la manada", o con los políticos catalanes  presos aun, y la diferencia de criterio de la aplicación de la justicia española y la europea con los políticos catalanes en el exilio. 

Hablando de utopía, me ha hecho  recordar a Tomás Moro que acuñó esta palabra en su obra que lleva este título precisamente "Utopía", nombre de una isla imaginaria que promueve una sociedad basada en los  valores de paz, igualdad, libertad y solidaridad, dos siglos antes de la Revolución  Francesa, y  que fue acusado injustamente de Alta Traición y le  cortaron su cabeza a los 57 años, por no dar su brazo a torcer a la petición de Enrique VIII de Inglaterra para que anulase su matrimonio con la reina española Catalina de Aragón, para desposarse con Ana Bolena.

La Iglesia Católica lo canonizó cuatro siglos después de su injusto castigo,  y paradójicamente es el patrón  de los gobernantes y de los  políticos.


También Miguel de Cervantes tenía sus dudas sobre la Justicia, así en el capítulo XLII de la segunda parte, de su obra "El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", da el siguiente consejo a Sancho Panza, antes de que fuese a Gobernar la Ínsula:

"Si acaso doblares la vara de la Justicia, no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia"



Reír para no llorar

Yo opino, que "un abogado es cosa  buena, dos abogados también, porque litigan o negocian en representación de sus clientes, más de dos  pueden  formar un despacho de abogados,  pero lo peligroso es que conformen un gobierno". 

Recuerdo que mi hermano José Mª más de una vez, le escuché el siguiente chiste:

- Tengo un amigo abogado que se ha vuelto loco, perdió el juicio.

y también refiriéndose a la "Bill of Rights":

- Esta usted detenido
- ¡Léame mis derechos!
- Mierda sargento ¡Pide que leamos!
- Es listo el tío...... ¡Aporréale!

Notas:

1ª Reivindico una vez más el color amarillo, con el amarillo del cartel propagandístico del "Día de la Justicia Gratuita  y del Turno de Oficio" y que da la casualidad que coincide con día de mi cumpleaños.



2ª Bueno,  José Mª espero que mi post te haya gustado. Recuerdo con cariño las partidas de ajedrez que jugábamos cada día después de comer y cenar, y aún ahora sigo con esta costumbre,  juego con el programa de mi ordenador portátil, le pongo un nivel de dificultad similar al  que cuando jugábamos juntos, y te tengo que confesar que el balance es favorable a mi persona, Espero que algún día podamos reanudar las partidas,  y si esto no es posible,  descansaré por fin de este puñetero juego.

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