In memoriam:
A mi hermano José Mª
(Abogado, 1936-2014)
Mi hermano José Mª, mi padre en su centenario, yo y
mi hermano Santiago
La imagen de la justicia
Cualquiera de
nosotros, nos imaginamos la imagen de la Justicia representada por una mujer
ataviada a la usanza de la antigua Grecia o Roma, con los ojos vendados y que
soporta una balanza en una mano y en la otra una espada.
La
representación de la Justicia con una venda en los ojos es relativamente nueva.
Las primeras monedas romanas que representaban
a la Justicia estaban con
los "ojos descubiertos". Como caso curioso,
es la foto que realicé en mi
visita a Girona en "Temps de
Flors" (Tiempo de Flores) en su última edición, de una reproducción (o no) de una piedra romana
esculpida de la Justicia sin venda en los ojos, ya que no es
hasta el siglo XVI cuando se la comienza a representar con los
"ojos tapados".
En concreto, la primera representación
conocida de la Justicia con la venda en los ojos es en la estatua de Hans Giengen de 1543 de
"la fuente de la Justicia" en
Berna.
Aunque la
posición de la venda está más bien hacia la frente, como si quisiera hacer
trampas a su ceguera. La venda simboliza que todos somos iguales delante de
la Justicia (de la ley). La balanza
significa "equidad", es decir, la búsqueda de un resultado justo. Y
por último la espada, representa el poder de la razón y de la justicia,
que puede ser ejercido a favor o en contra de cualquiera de las partes.
La justicia no es ciega, la balanza no
está calibrada y la espada está sin afilar.
La justicia, con su lentitud, con sus errores, sus
favoritismos, su inmoralidad en tantas ocasiones, se basa en el Derecho que recopila leyes elaboradas por la imperfección
humana. Por ello sus artículos son vulnerables, frágiles, y que
permiten variadas interpretaciones. Eso permite que existan jueces que juzguen
con manga ancha o estrecha según su ideología,
según el asunto de que se trate o quién o quiénes sean los personajes
encausados, y a la vez existe un ejército de abogados que viven justamente de
las ambigüedades de las leyes.
Recuerdo que mi hermano José Mª (abogado)
me contó en los años setenta el caso de un tal Ernesto Miranda, que fue
condenado por violación basándose en su
propia declaración, su abogado alegó que era injusto porque su defendido no
tenía estudios y no sabía que la "Bill
of Rights" le autorizaba a no confesar nada. La apelación del abogado
a la Corte Suprema le hizo ganar el caso, por invalidar la confesión. A partir
de entonces la policía de los EEUU, cuando detienen a un sospechoso, sueltan la coletilla que
todos nosotros hemos visto en las películas americanas: "Tiene derecho a permanecer
en silencio a llamar a un abogado, y si no puede pagarlo, tiene derecho a un
abogado de oficio". Y todo esto, para que la policía no trabaje en
vano por las triquiñuelas legales de los abogados.
La utopía está servida en nuestra
constitución en vatios artículos, pero
hoy solo apuntaré el artículo 14 que habla sobre el tema de hoy:
"Los
españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social."
El problema está, no en la
igualdad ante la ley, sino en los
criterios con que se aplica la justicia, esto lo hemos experimentado
últimamente en el caso de "la manada", o con los políticos
catalanes presos aun, y la diferencia de
criterio de la aplicación de la justicia española y la europea con los políticos
catalanes en el exilio.
Hablando de utopía, me ha
hecho recordar a Tomás Moro que acuñó esta palabra en su obra que lleva este título
precisamente "Utopía", nombre de una isla imaginaria que promueve una
sociedad basada en los valores de paz,
igualdad, libertad y solidaridad, dos siglos antes de la Revolución Francesa, y que fue acusado injustamente de Alta Traición y le cortaron su cabeza a los 57 años, por no dar
su brazo a torcer a la petición de Enrique VIII de Inglaterra para que anulase
su matrimonio con la reina española Catalina de Aragón, para desposarse con Ana
Bolena.
La Iglesia Católica lo
canonizó cuatro siglos después de su injusto castigo, y paradójicamente es el patrón de los gobernantes y de los políticos.
También Miguel de Cervantes
tenía sus dudas sobre la Justicia, así en el capítulo XLII de la segunda parte,
de su obra "El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", da el
siguiente consejo a Sancho Panza, antes de que fuese a Gobernar la Ínsula:
"Si acaso doblares la vara de la Justicia,
no sea con el peso de la dádiva, sino con el de la misericordia"
Reír
para no llorar
Yo opino, que "un abogado es cosa buena, dos abogados también, porque litigan o negocian
en representación de sus clientes, más de dos pueden formar
un despacho de abogados, pero lo
peligroso es que conformen un gobierno".
Recuerdo que mi hermano José
Mª más de una vez, le escuché el siguiente chiste:
- Tengo un amigo abogado que se ha
vuelto loco, perdió el juicio.
y también refiriéndose a la "Bill of Rights":
-
Esta usted detenido
-
¡Léame mis derechos!
-
Mierda sargento ¡Pide que leamos!
-
Es listo el tío...... ¡Aporréale!
Notas:
1ª
Reivindico una vez más el color amarillo, con el amarillo del cartel propagandístico
del "Día de la Justicia Gratuita y
del Turno de Oficio" y que da la casualidad que coincide con día de mi
cumpleaños.
2ª
Bueno, José Mª espero que mi post te
haya gustado. Recuerdo con cariño las partidas de ajedrez que jugábamos cada
día después de comer y cenar, y aún ahora sigo con esta costumbre, juego con el programa de mi ordenador
portátil, le pongo un nivel de dificultad similar al que cuando jugábamos juntos, y te tengo que
confesar que el balance es favorable a mi persona, Espero que algún día podamos
reanudar las partidas, y si esto no es
posible, descansaré por fin de este
puñetero juego.
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