"Vosotros llamáis al médico para curar vuestro cuerpo, pero no vais al filósofo para curar vuestra mente, aunque los filósofos son los médicos de la mente y maestros del arte de vivir".
Francesco Petrarca (Italia, 1304-1374)
Como sabéis la UNESCO estableció celebrar "El Día Mundial de la Filosofía" cada tercer jueves de noviembre, y que por lo tanto se celebró el pasado día 18. La filosofía es sabiduría y conocimiento, y uno de los campos más importante de todos los que puede abarcar, es el pensamiento humano, ayudándonos a razonar sobre el sentido de la vida, el comportamiento correcto e incorrecto, etcétera. Como es obvio, quiero destacar el comportamiento correcto, es decir, principios y valores imprescindibles para los ciudadanos para lograr una democracia plena, observando los derechos humanos, una inmejorable justicia, y el logro de una difícil igualdad.
A pesar de todo ello, hoy quiero escribiros sobre las paradojas, que como sabéis, "la paradoja designa un hecho o una frase que parece oponerse a los principios de la lógica, o lo contario al sentido común", por ejemplo de paradoja contraria a la lógica: "ya nadie quiere ir a la Sagrada Familia, porque está siempre lleno de gente", o por ejemplo de paradoja contrario al sentido común: "¿Porqué el cielo es negro por la noche, si hay infinitas estrellas?"
La paradoja es un excelente estímulo para la reflexión, y por este motivo, encontramos paradojas en las distintas disciplinas del conocimiento: en la filosofía, en las matemáticas, en la física, en el arte, etcétera.
Sobre las innumerables paradojas, os quiero hoy presentar una en particular, que nos afectará en un futuro inmediato, la paradoja de Polanyi.
Pero antes de que os la presente, dejarme enumerar tan solo, a unas pocas paradojas clásicas por orden cronológico, hasta llegar a la protagonista de hoy.
La paradoja que me más me impresionó de todas ellas, es una de las primeras que leí y que a continuación la expongo.
La paradoja de Epicuro (Filósofo griego, 341 a.C.- 270 a.C.)
Conocida también como el "Problema del mal", esta paradoja es del tipo filosófico, que consiste en cómo conciliar la existencia del mal y del sufrimiento humano en el mundo, con la existencia de Dios.
Este planteamiento paradójico se basa en cuatro preguntas elementales para la reflexión:
1ª ¿Es que Dios desea evitar el mal, pero no puede? Entonces no es omnipotente.
2ª ¿Es que Dios es capaz de hacerlo, pero no quiere? ¿Por qué existe el mal entonces?
3ª ¿Es que Dios es capaz de hacerlo y también lo desea? Entonces no es benévolo.
4ª ¿Es que Dios no es capaz de hacerlo ni tampoco lo desea? ¿Por qué llamarlo Dios entonces?
Esto solo es planteamiento, los razonamientos y la solución os la dejo en vuestras manos. Vaya paradoja me ha salido sin querer, mejor sería que hubiera dicho, la solución la dejo en las vuestras mentes.
Doy un salto en el tiempo y me voy a un ejemplo de una paradoja de la física.
La paradoja de los gemelos
Dos gemelos, el primero de ellos hace un largo viaje en una nave espacial a una velocidad cercana a la luz, y el otro gemelo se queda en la Tierra. A la vuelta, el gemelo viajero es más joven que el terrestre. Elbert Einstein en 1905, aclaró el porqué de esta paradoja al formular su teoría de la relatividad general.
Otro saltito en el tiempo, para irme a un ejemplo de una paradoja de la física cuántica.
La paradoja del gato de Schrödinger
La propuso el premio nobel austríaco Erwin Schrödinger en 1935, es un experimento que expone a un gato a unas condiciones letales, que no voy a describir por brevedad, con la formulación de la siguiente paradoja: "el gato está vivo y muerto al mismo tiempo".
La solución está en la teoría de la superposición de la física cuántica muy complicada para poderla desarrollar con brevedad, y que me intención solo era exponer como habían evoluciona las paradojas en transcurso de los años.
La paradoja en el arte
Hay muchos artistas que han aplicado a sus cuadros una situación para nuestra visión fuera de la lógica o contraria al sentido común, por ejemplo uno de ellos es Maurits Cornelis Escher, (1898-1972), con su obra "Cascada" (1961), el espectador se puede quedar perdido en el increíble efecto visual que producen las dos torres de la cascada: el curso del agua acciona un molino y, fluyendo por los tres canales en declive que atraviesan las torres, y el agua desemboca de nuevo en el borde de la cascada.
Yo, tengo un cuadro pintado en el año 1995 donde también hay dos torres de tres pisos de plantas desiguales: la primera de base cuadrada, la segunda pentagonal y la tercera hexagonal, y la paradoja es que están unidas por una pasarela ilógica.
Como veréis desde los ejemplos de paradoja que os he expuesto de la Sagrada Familia y de la oscuridad nocturna, se han ido complicando para nuestra lógica o nuestro sentido común. Ahora sí, os anuncio y transcribo la paradoja protagonista de hoy....
La paradoja de Polanyi
La formuló el filósofo húngaro Michael Polanyi en el año 1966: "los humanos son capaces de hacer cosas que no saben explicar". Polanyi ponía ejemplos como la conducción de coches y el reconocimiento de rostros: sabemos conducir o identificar a una persona al ver su cara, pero no sabemos muy bien cómo lo hacemos. Hay intuiciones, capacidades e instintos que se manifiestan en cada cosa que hacemos y que nos permiten ser humanos eficientes, y lo definió como "conocimiento tácito".
La paradoja de Polanyi y la Inteligencia Artificial (que es el objetico de esta publicación)
La Inteligencia Artificial necesitó visionar millones de imágenes para captar lo que es un gato. "¿Cuántos gatos necesita ver un niño para entender lo que es un gato? Uno"-
No obstante, hoy, 55 años después de la formulación de la paradoja de Polanyi, la Inteligencia Artificial ha conseguido que los coches circulen sin la intervención humana, y los ordenadores reconozcan caras.
Recuerdo que por los años 60, después de haberme formado en IBM, fui capaz de programar ordenadores con el lenguaje RPG (Report Program Generator), que era un programa informático donde describíamos unas rutinas que el ordenador las seguía de forma secuencial exactamente aquello que estaba explicitado en las líneas de programación. Eso sí, con una potencia de cálculo y velocidad de ejecución infinitamente superiores a las humanas. Luego en la década de los 80 llegó a España los primeros ordenadores personales de la marca Amstrad, y los llegué a programar con el lenguaje BASIC. Vi tanto futuro en ellos que incluso le enseñé a mi hijo Paco a programarlos.
Hoy día, la estrategia de desarrollo de programas informáticos ha cambiado de forma revolucionaria bajo el prisma de la Inteligencia Artificial. Las máquinas no son programadas de forma “lineal”, como antiguamente lo hacíamos, mi hijo Paco y yo, sino que son capaces de aprender de la experiencia, desde cero, y reprogramarse a sí mismas para ser cada vez más eficientes en la consecución de un objetivo.
La Inteligencia Artificial ya desarrolla el conocimiento tácito propio en base a la experiencia. A partir de este momento, lo que puede suceder es absolutamente apasionante para las aplicaciones en la industria, en la medicina, en la política, o en la educación, etcétera.
Por ello se nos presentan algunas inquietudes casi filosóficas: ¿cómo codificar el conocimiento tácito ganado por los ordenadores? En la medida en que los sistemas aprenden de sí mismos y se auto-programan, el programador humano pierde el control de lo que ocurre, y no sabe cómo razonan. Tampoco podemos llegar a comprender, en caso de error, por qué se produce, y los peor, es que no sabemos corregirlo. Los ordenadores generan conocimiento tácito, y no pueden explicitarlo ni transmitirlo a los humanos. Dispondremos de sistemas capaces de resolver problemas complejos, pero quizá no lleguemos a saber cómo los resuelven. La paradoja de Polanyi seguirá siendo válida: en este caso, los ordenadores saben más de lo que nos explican.
La paradoja de Polanyi y el ajedrez
Todos los que me seguís en este blog, sabéis mi afición por el ajedrez, y que me entreno a través de mi ordenador portátil con un programa que contesta a mis jugadas rápidamente, siendo este su punto débil, ya que yo tengo todo el tiempo que necesito para pensar en la estrategia y la táctica para aplicar en cada jugada, a pesar de ello mi balance es negativo. No se sí, si el modesto programa que utilizo, aplica el conocimiento tácito, yo si que lo aplico muchas veces con mi intuición en algunas de mis jugadas.
Arturo Pomar (con 14 años) Campeón de España, en Londres en 1946 contra el ruso Ossip Bernstein
Además, juego al ajedrez en "vivo" en mi club de tenis, y de forma intensiva todos los viernes por la mañana, con mis amigos Armant y Ramón, y constato cada día la paradoja de Polanyi, porque es un juego muy complicado, y en donde hay muchas variantes en cada jugada. El matemático estadounidense Claude Shannon calculó un mínimo 10120 "partidas típicas", es decir, un uno seguido de 120 ceros, siendo esta magnitud mayor que los átomos que hay en el universo observable, que son 1080. En mis "notas", encontraréis los respectivos cálculos que sostienen tal paradójica comparativa.
Notas:
1ª El cálculo de Claude Shannon: parte de la base que se realizan una media de 40 movimientos en una partida de ajedrez, mientras que cada jugador escoge un único movimiento de unos 30 posibles (30 para el jugador con blancas y 30 para el jugador con negras). Así, tenemos que son posibles (30×30)40 = 90040 partidas típicas y que equivale aproximadamente 10120 partidas de ajedrez diferentes.
2ª El cálculo de los números de átomos en el universo observable se fundamenta en los siguientes datos: nuestro universo conocido consta de aproximadamente 100 mil millones de galaxias (1011), como promedio cada galaxia contiene alrededor de un billón estrellas (1012) y las estrellas tienen diferentes tamaños, pero una estrella típica, como el Sol, tiene aproximadamente 1057 átomos de hidrógeno. Por lo tanto 1011 x 1012 x 1057, se obtiene un valor de 1080 átomos en el universo conocido.
3ª El conocimiento en general tiene una relación directa con la lectura, actualmente, a nivel mundial, el analfabetismo afecta a unos 773 millones de jóvenes y con la situación desencadenada por la Covid-19, no ha hecho más que incrementarse la brecha que ya existía previamente. El Instituto Nacional de Estadística (INE), ha contabilizado en 600.000 españoles que tristemente no saben leer ni escribir. Pero la paradoja es el fenómeno del ILETRISMO de hoy día, que son los que saben leer, pero no practican esta habilidad.
4ª Os animo a que juguéis al ajedrez, al GO o un juego similar, hay evidencias demostrables que reducen el riesgo de contraer Alzheimer y la demencia senil.
5ª
Tengo otra entrada, por si la queréis leer, que hablo de mi afición por el
ajedrez: EL AJEDREZ, LA POLÍTICA Y EL TRABAJO. (si lo queréis leer hacr clic sobre el título)