"Ya es hermoso y noble defender nuestro bien, nuestro honor y nuestra religión a punta de espada. Pero más noble es defenderlos sin causar mal al enemigo"
Gandhi (India, 1869-1948 asesinado)
Es conveniente saber el significado de las palabras, porque cuando perdemos una de ellas, perdemos una clave para comprender la historia de nuestro mundo. Por ejemplo, "epifanía" según la RAE significa: "manifestación, aparición o revelación" y su segunda acepción dice: "festividad que celebra la Iglesia católica el día 6 de enero, en conmemoración de la adoración de los Reyes Magos".
Todos sabéis que me gusta recordar, pero la enseñanza religiosa que me enseñaron los Padres Jesuitas, de la calle Caspe, la tengo bastante olvidada a estas alturas de mi vida. Por ello, recurrí a un misal que conservo en mi biblioteca que es una reliquia editada en 1956, y que perteneció a mi tía Isabel (la profesora de música y directora de la coral de la Parroquia de la Preciosísima Sangre de Nuestros Señor Jesucristo, protagonista en algunas entradas de mi blog), y busqué la fecha del 6 de enero, y encontré como es obvio todo lo relativo a la EPIFANIA DEL SEÑOR.
Y dice: "Epifanía significa manifestación. Triple es el objeto de esta solemnidad, una triple manifestación del Señor. El misterio de los Magos venidos de Oriente en pos de una estrella para adorar la divina realeza del Niño nacido en Belén; el misterio del bautismo de Jesucristo en las aguas del Jordán, y su proclamación como Hijo verdadero de Dios, y finalmente, el misterio de su poder en las bodas de Caná. Como los dos últimos misterios los ha de conmemorar en sucesivas domínicas, se explaya hoy el misterio de la adoración de los Magos, proclamando con pompa y magnificencia la realeza del Niño de Belén".
Conclusiones: Las epifanías son tres, la segunda y tercera se celebran en los dos domingos siguientes del día de reyes, y según el autor del misal define a estos tres relatos como tres misterios. De nuevo acudo al diccionario para saber el significado de la palabra,
misterio, y dice: "Cosa
arcana (secreta) o muy recóndita, que no se puede comprender o explicar".
y una de las acepciones sobre el empleo de esta palabra en la religión
cristiana, dice: "Cosa inaccesible a
la razón y que debe ser objeto de fe".
Los misterios de la religión Católica, y nuestro estado aconfesional de nuestra constitución ha hecho que la secularización sea cada vez mayor, sobre todo en los jóvenes, debido a que el relato religioso que nos inculcaban en las escuelas de nuestra juventud ya no existe. De forma análoga, y con anterioridad, ha pasado con el resto de los habitantes de nuestro continente europeo.
La religión parece responder a patrones neuronales
"Somos lo que somos porque nuestros cerebros son básicamente máquinas químicas más que eléctricas"
Richard F. Thompson
(Neurocientífico estadounidense, 1930-2014)
Hace años que los neurólogo crearon la NEUROCIENCIA, y que una de sus vertientes es comprender cómo funciona el sistema nervioso para producir y regular emociones, pensamientos y conductas.
Hoy día se sabe bastante lo que ocurre en nuestro cerebro, ya en septiembre de 2007 la revista de prestigio NATURE definió la "neurociencia" como: "Ciencia que se ocupa del sistema nervioso o de cada uno de sus diversos aspectos y funciones especializadas"
En esta revista se decía, muy acertadamente, por la alta tasa de suicidios que:
"La calidad de vida de un individuo depende de su capacidad para sentir sus emociones de forma adecuada, y para regularlas en respuestas a las circunstancias estresantes"
Una de las ramas de la neurociencia, y la que hoy quiero comentar, es la llamada neuroteología o neurología mística o religiosa, estudiada en España, entre otros muchos, por los neurólogos como F. J. Rubia y Francisco Mora, que afirman y dicen que:
"La religión parece responder a patrones neuronales"
"Evidencias científico-neurológicas permiten constatar que las representaciones y emociones religiosas se producen neuronalmente por activación de ciertas localizaciones corticales precisas entre los lóbulos frontales, temporales y el sistema límbico".
"Nuestro cerebro es capaz de producir experiencias espirituales, religiosas, numinosas, (inspiración que siente el artista y que estimula o favorece la creación o la composición de obras de arte), místicas o de trascendencia, gracias a una hiperactividad en el sistema límbico o cerebro emocional y que se encuentra en la profundidad del lóbulo temporal". También sugieren que la espiritualidad sería una facultad cognitiva más de nuestra especie.
"El neurotransmisor denominado dopamina está implicado en estos fenómenos es apoyado por los siguientes hechos: Un gen del receptor de dopamina, el DRD4, se asocia de manera significativa a medidas de espiritualidad y auto-trascendencia; por otro lado sabemos que trastornos debidos a un exceso de dopamina, como la esquizofrenia y el trastorno obsesivo-compulsivo se asocian a aumentos de espiritualidad y religiosidad; y que los fármacos anti-psicóticos que bloquean la acción de la dopamina a nivel del sistema límbico disminuyen las conductas y los delirios religiosos en los pacientes".
Experiencias espirituales y religiosas
"La religión es la teoría general de este mundo, su compendio enciclopédico, su lógica bajo una forma popular, su pundonor espiritual, su entusiasmo, su solemne complemento, su razón general de consolidación y justificación. La religión es la realización fantástica de la esencia humana, porque la esencia humana carece de verdadera realidad"
Karl Marx (Alemania, 1818-1883)
Las experiencias espirituales, son seguramente la base sobre la que descansan las religiones. Todos los fundadores de religiones han tenido experiencias espirituales o místicas intensas.
Por eso se puede decir que no hay religión sin espiritualidad, pero sí existe espiritualidad sin religión, lo que significa que el término espiritualidad es un término más amplio que el de religión.
Que la espiritualidad puede existir sin religión es, pues, evidente. En tiempos recientes asistimos a una disminución del número de personas que asisten a las iglesias de las religiones tradicionales, pero no así a la participación en sectas, cultos, reuniones de meditación, etcétera.
En nuestras mentes es donde se almacenan los relatos religiosos, la mayoría de ellos inculcados, y hay un relato para cada religión. Supongamos que la verdad estuviera en la cima de una montaña, y las religiones fueran diferentes caminos hacia la cumbre, y una vez que hemos llegado a la cima, la verdad que se puede ver es el SUFRIMIENTO GENERALIZADO, y es entonces, cuando los relatos ficticios se enfrentan con la realidad mundana. Aunque los dioses puedan inspirar para que seamos compasivos, la fe religiosa no es una condición necesaria para el comportamiento moral ya que este valor está presente de forma natural entre los humanos. Lo único cierto es que la moral tendría el deber de reducir el sufrimiento.
No obstante en la actualidad, los creyentes de los relatos religiosos son una mayoría, sobre los no creyentes, con solo contabilizar las 5 religiones más importantes vemos que superan la mitad de la población mundial
Cristianismo: 2.300 millones
Islamismo: 1.800 millones
Hinduismo: 1.000 millones
Budismo: 500 millones
Judaísmo: 15 millones
No quiero entrar en el campo de las guerras religiosas aún actuales en nuestros días, y por ello he querido finalizar la entrada de hoy, con una cita de Jonathan Swift, político, sacerdote y escritor Irlandés (1667-1745), que lo descubrí en la biblioteca de mi abuelo Francisco, por medio de su novela "Viajes de Gulliver", y que dice, sobre este tema:
"Tenemos el mínimo de religión suficiente para odiarnos unos a otros, pero no para amarnos".
Notas:
1ª Tuve un amigo que se llamaba Carlos M., que cuando hablamos de religión me ganaba por goleada. Un día me comunicó el fallecimiento de su padre y me comunicó la iglesia donde se hacia el acto funerario.
Cuando entré en la Iglesia empecé a ver un mundo diferente al que conocía. En aquel entonces lo que me llamó más la atención fue que los asistentes cantaban salmos que el director de la ceremonia les anunciaba previamente por el número, y se los sabían de memoria. Aquel día supe que mi amigo Carlos M. y su familia eran protestantes evangélicos.
Mi amigo fue pastor evangélico en el país vasco y alcanzó un alto nivel jerárquico en su congregación.
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