Desde el año 1970, mañana, se celebra el día de la Tierra, que tiene el objetivo el crear una
conciencia ambiental en todo el mundo.
Estuve hace unos meses en Tenerife y contemplé con agrado su
árbol milenario de la especie llamada
“drago” y compré una semilla. Mañana, para celebrar el día de la Tierra y siguiendo las instrucciones del proveedor, introduciré la semilla en un suelo areno-arcillo, y la regaré, lo demás, lo dejaré en manos de la madre naturaleza. Con todo
ello, habré cumplido con el contenido de la frase atribuida al poeta cubano José Martí: “Un hombre (y yo añado o una mujer) para ser completo, ha de plantar un
árbol, tener un hijo y escribir un libro”
Para decir la verdad, lo
del hijo me he excedido, ya que soy padre de tres.
Los gobernantes de hoy pregonan a los cuatro vientos el índice
de PIB de su país, olvidándose de la madre Tierra, y la divulgación del
desesperanzador índice de la huella
ecológica, que se estima en 1,8 hectáreas, el impacto ambiental para
satisfacer lo que consume y para absorber los residuos por cada habitante del
planeta. En España, tenemos un índice de
5,7 hgpc (hectáreas globales per cápita), es decir 3 veces más del estimado
reparto, pero no nos escandalicemos,
ya que en los E.E.U.U. su índice es de 9,4 hgpc, es decir, más de 5 veces. Por lo
tanto hay otros países pobres, que con su devaluado índice de la huella
ecológica, compensan a los más favorecidos.
Para mayor redundancia, se ha podido evaluar, que más de un
tercio de los alimentos que se producen hoy en día a nivel mundial, no se
consumen, se desperdician.
En consecuencia, nuestros
gobernantes tienen que legislar para que
el mundo sea sostenible, y los empresarios tienen cumplir con las leyes
ambientales (1), con todo, tenemos otra
crisis mundial, la crisis de la sostenibilidad de nuestro planeta.
Nota:
- El que lo desee, puede ver mi definición de empresa, en la página 33 de mi novela empresarial.
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