Cuando
estamos tristes, y lo expresamos con lágrimas, este hecho es beneficioso para
nuestra salud mental y física. Al llorar, se liberan hormonas que ayudan a
disminuir los niveles de angustia y de dolor, y actúan como un calmante
natural.
La lluvia de estrellas
Como sabéis, hoy es 10 de
agosto y se rememora el martirio del diácono San
Lorenzo, y concretamente en las noches del 12 al 15 de agosto coinciden con el
mayor apogeo de la lluvia de estrellas, y
también llamada, las lágrimas de San Lorenzo..
Este fenómeno es debido al Cometa Swift-Tuttle, que gira alrededor
del sol cada 135 años y que pasó por última vez cerca de la Tierra en 1992,
dejando tras de sí una cola de hielo y polvo. Desde entonces, por estas fechas,
la Tierra pasa a través de estos fragmentos que al entrar en contacto con la
atmósfera terrestre, los fragmentos arden y caen provocando la “lluvia de
estrellas”.
Este fenómeno se irá repitiendo, aunque cada vez con menos intensidad
hasta llegar el año 2127 que volverá a regenerar su máximo esplendor, al pasar
de nuevo el Cometa Swift-Tuttle cerca de la Tierra.
La Vía Láctea
Todo esto pasa en nuestra
galaxia, la Vía Láctea, cuyo nombre es producto de la historia de la
mitología que enlaza con mi último post,
que hablo de mi héroe mitológico Hércules. El resumen de la historia que os
quiero contar es la siguiente:
“El dios Júpiter aburrido de los placeres del Olimpo,
desciende a la tierra, yace con la mortal Alcmena y conciben a Hércules.
Júpiter se lleva a su hijo al Olimpo,
y consigue que su esposa la diosa Juno, le amamantase mientras dormía. La leche que se derramó de
sus pechos se convirtió en estrellas constituyendo la Vía Láctea de nuestra galaxia”.
Hay una obra extraordinaria de
Tintoretto denominada “El origen de la Vía Láctea”, y como os dije en mi post
anterior, cuando voy a una ciudad nueva, busco algún encuentro con
Hércules, en Londres, y concretamente en
el museo National Gallery, nos encontramos.
Os voy a dar unas dimensiones para que nos demos cuenta de lo pequeños que somos aquí en nuestro
planeta. La Vía Láctea, nuestra galaxia,
tiene un radio de 50.000 años luz; en ella ubica nuestro Sistema Solar y
contiene alrededor de un millón de
millones de estrellas.
Las distancias son tan grandes que los
astrónomos usan a menudo el año luz
como unidad de longitud, siendo la distancia
que la luz viaja en un año.
1 Año luz = 365 días x 24 horas x 3.600
segundos x 300.000 (velocidad luz en Km/segundos) = 9.460.800.000.000
kilómetros.
Para saber su radio, tendríamos que
multiplicar la cifra anterior por 50.000 años luz.
Del millón de millones de estrellas de
la Vía Láctea, la estrella más cercana a la Tierra es el sol, que está a una distancia de 150 millones de
kilómetros, y su tamaño es el de una
estrella mediana, (300.000 veces mayor que la Tierra) y está a la mitad de su
vida, se apagará de aquí a 5.000
millones de años.
La
nebulosa Perseo
Es la nebulosa donde tendrá el mayor
apogeo de la lluvia de estrellas en las próximas noches.
Para localizarla, basta con encontrar
la Estrella Polar que indica el norte y era utilizada por los navegantes antes
de tener otros medios más sofisticados. Está situada en la constelación Osa
Menor, y ésta, tiene la forma que se
asemeja a un carro formado por cuatro
estrellas y una línea de tres que tiran de él, como si fueran los caballos. Pues
bien, siguiendo el símil, el caballo de cabeza es la Estrella Polar. Y llegado
a éste punto, con la vista puesta en la
línea de las tres estrellas que representan los caballos, la prolongamos
hasta observar a cierta distancia una nebulosa de estrellas de la constelación Perseo.
Las lágrimas de San Lorenzo
La noche del día 14 de agosto, que coincidirá con el mayor apogeo de la "lluvia de
estrellas", como todos los años, me estiraré
en una tumbona en mi terraza de mi apartamento de la Costa Brava, y localizaré
a la Osa Menor, y a la Estrella Polar, y luego por fin, la constelación
Perseo. Y como cada año, en aquel momento de espera me pondré a recordar a mis seres queridos ausentes, en especial a
mi hermano José Mª, que falleció hace un año, y como cada año, desde la
constelación Perseo unas estrellas fugaces caerán hacia mí, posiblemente
"las lágrimas de San Lorenzo" se juntaran con las mías.
Notas:
1ª Aún estáis
a tiempo de compraros la revista Hola de esta semana, del 12 agosto, número 3.706, y concretamente en
la página 33, contiene un mapa de las estrellas del mes de agosto. En él
encontrareis a la Osa Menor, la Estrella
Polar y la constelación de Perseo.
2ª Si en la
noche del 14 de agosto, en la espera, pensáis en vuestros seres queridos que os
han dejado, y lloráis, ¡cuidado!, como
dijo Rabindranath Tagore "....las lágrimas no te dejarán ver las estrellas", pero os sentiréis aliviados.
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