lunes, 5 de noviembre de 2018

EL DIA DE LOS DIFUNTOS


Dedicado a mi hermano Santiago deseándole que su vida discurra por  "hilos de oro".

Las clases de los difuntos

El pasado día 2 de noviembre,  la Iglesia Católica conmemoró el "Día de los Difuntos", e invitó a los creyentes a orar por los difuntos que están en el purgatorio en estado de purificación, al contrario del día anterior, "Día de Todos los Santos", que se reza por los difuntos que han superado el purgatorio, o sea,  que han obtenido la beatificación (de aquí en nombre de "todos los santos") y que gozan de la vida eterna con la presencia de Dios.
Si hasta ahora,  he descrito los difuntos de segunda y primera clase, es obvio que los de tercera clase son los difuntos que van directamente al infierno. Con todo, a pesar de mi formación religiosa en los jesuitas, siempre lo de "las clases de los difuntos" lo he encontrado conflictivo.

Pero a pesar de todo, el 2 de noviembre es para mí,  un día para recordar a mis abuelos, mi padre, mis madres, mi tía, y mi hermano, todos ellos fallecidos, y  de esta rama genealógica solo me queda mi hermano Santiago.

Creo que también, que es un día, que  pensamos con más intensidad en la vida y en la muerte. 


La vida y la muerte en la mitológica


En la mitología romana Las Parcas, vivían en el inframundo. La más joven de las tres era la Nona,  llevaba copos de oro o de lana negra en sendas ruecas, que con habilidad de hilandera estiraba las fibras del copo y dándoles torsión elaboraba el hilo de la vida, que se lo iba dando a su hermana mediana la Décima, de tal manera que desde el nacimiento de la persona, le daba hilo de oro para los momentos felices o de lana negra para los momentos tristes.

La hermana mayor, era Morta, que llevaba unas terribles tijeras con las que cortaba el hilo, y era quien decidía el largo del hilo de cada una de la vidas humanas, ya que al cortar el hilo acababa con la vida.

En la mitología  griega, las Parcas son Las Moiras y las hermanas se llaman Cloto, Laquea y Átropos, y así, toman nombres diversos en otras mitologías como la nórdica o la báltica.
Con el paso del tiempo la tradición de Las Parcas se fundió con la del dios celta Ankou, representado con un esqueleto,  y las tijeras pasaron a ser una guadaña, un objeto mucho más habitual entre los campesinos, y que además, llevaba un reloj de arena sustituyendo al hilo de la vida, como recordatorio de que la vida se acaba  al agotarse la arena del primer recipiente del reloj.


El Ángel de la Muerte del Palacio de Ludwigsburg

El Ángel de Muerte lo encontré en mi visita al Palacio de Ludwigsburg en el año 2010,  con Mila y haciéndonos de cicerone mi cuñada Traudel que es oriunda de esta preciosa localidad,  que lleva el mismo nombre que el palacio,  y que está situada a 12 km de la ciudad de Stuttgart.

Estaba situado en un pasillo barroco del palacio custodiando la salida hacía un salón. Como  podréis observar es ángel porque lleva alas, y es de muerte porque lleva la guadaña y el fatídico reloj de arena, y posó para mi máquina fotográfica sin pensar que hoy sería uno de los protagonistas de mi blog.


El reloj de arena

Hay un poema de Jorge Luís Borges, "El reloj de arena", que por su largura solo transcribiré dos estrofas: 
¿Quién no se ha demorado ante el severo
y tétrico instrumento que acompaña
en la diestra del dios a la guadaña
y cuyas líneas repitió Durero?
Por el ápice abierto el cono inverso
deja caer la cautelosa arena,
oro gradual que se desprende y llena
el cóncavo cristal de su universo.

El grabado de Albert Durero que inspiró a Borges su poema, es el titulado: "El Caballero, la Muerte y el Diablo" (1513) y el cual os lo muestro a continuación


En el grabado, vemos a un Caballero cabalgando con paso seguro, y  a su lado cabalga la Muerte que lleva  un reloj de arena que se lo muestra al Caballero. Detrás de él camina el Diablo. Bajo las patas de su corcel hay una calavera, como si el autor quisiera mostrarnos que las líneas de su grabado hacia abajo simboliza la muerte,  y por el contrario,  las líneas hacia arriba brotan los árboles y se divisa un castillo, simbolizando la vida.


El reloj de agua (la clepsidra)

Antonio Machado,  describe en la siguiente poesía una bellísima explicación de la muerte,  y en ella se apoya en el reloj de agua (la clepsidra):

Daba el reloj las doce... y eran doce
golpes de azada en tierra...
- ¡Mi hora! ...-grité. El silencio
me respondió:-No temas;
tú no verás caer la última gota
que en la clepsidra tiembla.
Dormirás muchas horas todavía
sobre la orilla vieja,
y encontrarás una mañana pura
amarrada tu barca a otra ribera.


El triunfo de la Muerte

Por el momento siempre ha triunfado la Muerte sobre los humanos a pesar que cada día que pasa somos más longevos,  y ya nos anuncian que la  inmortalidad la alcanzaremos en el  año 2045, tal como lo publiqué en mi entrada del 9-4-2018 con el título: La inmortalidad.

Por el momento para reflexionar sobre "el triunfo de la Muerte" os recomiendo una visita al Museo del Prado para contemplar un lienzo de Pieter Bruegel "el Viejo" (1525-1569) que lleva el mismo título que el anunciado de este apartado.



Para describir esta obra caótica necesitaría mucho de vuestro tiempo,  y a modo de resumen diré,  que en el centro del cuadro está la  Muerte con su guadaña sobre un caballo rojizo,  al frente de un  ejército de esqueletos, que destruyen el mundo de los vivos, sin reparar en clases sociales,  quienes son conducidos a un enorme ataúd.

La pregunta que os hago es ¿dónde está el reloj de arena? La solución en la nota 2 al final de esta entrada.


La Muerte en "el reloj de los Apóstoles" en Praga

El pasado año 2017 cuando visité Praga,  en compañía de Mila, mi hermano Santiago y mi cuñada Conchita, me encontré con una simpática "Muerte"· que estaba en "el reloj de los Apóstoles", situado enfrente mismo de nuestro hotel, por lo que pude observar en varias ocasiones, que cuando el reloj marcaba las horas,  salían y entraban   los Apóstoles por sendas ventanas,  situadas en  la parte alta de la torre del reloj. Además, la Muerte tocaba una campana para llamar la atención de los turistas y el reloj de arena que llevaba se invertía pasando el hilo de arena de arriba abajo simbolizando  nuestra vida efímera.
                                                                                 






                                                                  

El posar para hacerse una fotografía bajo del reloj, es una obligación para todos los turistas que visitan Praga, y nosotros así también lo hicimos, esto sí un poco separados de la torre del reloj, por la aglomeración de público que había para contemplar el  momento mágico que he descrito anteriormente, hasta que la función se acaba con el canto de un gallo.

Notas:
1ª Reivindico una vez más el color amarillo, con el amarillo de los hilos de oro que simbolizan en la mitología el  "hilo de la vida" de los momentos felices, a pesar que los políticos nos lo ponen muy difícil. No obstante, se vislumbra en el panorama político unos "brotes verdes", en cuanto al posicionamiento del Pedro Sánchez sobre el procés, los presupuestos sociales que pretende aprobar,  el cambio de parecer de que la filosofía no sea una asignatura opcional, etcétera.


2ª La solución de dónde está el reloj del tiempo, la podéis ver en el detalle que os adjunto. Si ponéis en el buscador de vuestro navegador: Museo del Prado El triunfo de la Muerte, os muestra la obra y podréis recorrerla de forma ampliada para ver todos sus detalles simbólicos que son muchos.

3ª He hablado de literatura, poesía, escultura, grafismo, pintura, fotografía,  ¿y de la música?,  me cuestionarán mis amigos los melómanos. Pues bien, como colofón al tema de hoy os apunto escuchar la música de mi compositor preferido Beethoven, el segundo movimiento de de la Sinfonía nº 3,  marcha fúnebre,  y que sonó en el servicio memorial a la masacre terrorista de Múnich durante las Olimpiadas de verano de 1972.

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