lunes, 14 de enero de 2019

EL ÚLTIMO VIAJE DE LOS REYES MAGO Y MI TIA ISABEL


"Dichoso aquél que recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila"
Goethe (1749-1832)

En mi entrada de hoy, os quiero comentar el periplo póstumo del viaje de los restos  de los Reyes Magos,  hasta llegar a su última morada en  la Catedral de Colonia.

Santa Elena, madre del emperador Constantino era ávida en la búsqueda de reliquias, y en su haber constan el encuentro de la "santa cruz", "la escalera santa", "los clavos del sacrificio", el "titulus Crucis" (rótulo INRI),  "la santa túnica", "la cuna de Jesús", "el santo sepulcro", etcétera, y como no, los restos de los Reyes Magos, que es el tema de hoy.

Los restos de los Magos se los llevó a la basílica de Santa Sofía en  Constantinopla (hoy Estambul). En el año 343,  San Eustorgio fue a Constantinopla para recibir la confirmación de su nombramiento como Obispo de Milán, y volvió no sólo confirmado de obispo, sino también con un enorme sarcófago que contenían los restos de los Reyes Magos como regalo del emperador.

   





El pesado sarcófago de mármol con la inscripción "Sepulcrum Trium Magorum" y con una estrella con cola  de cometa, lo transportó  en un carro tirado por bueyes, tal como  consta en  un capitel de la basílica de San Eustorgio, y  cuando llegaron a Milán, en un determinado lugar, los bueyes se pararon y no quisieron avanzar más, por lo que San Eustorgio, abandonó la idea de llevar el sarcófago  a la catedral de Milán, y en aquel punto construyó la basílica que lleva su nombre.

Cuando en el año 1162 Federico I, llamado Federico Barbarroja por el color de su barba, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, saqueó la ciudad de Milán, y tomó como botín las reliquias de los Reyes Magos y se las donó al arzobispo de Colonia, Rainaldo de Dassel.




Éste arzobispo, enemistado con el papa de Roma,  tomó la decisión de que los Reyes Magos tuvieran una digna morada y un precioso relicario. La morada es la actual catedral de Colonia,  y el relicario que está situado detrás del altar mayor de la misma,  y que fue construido con madera y plata dorada, siendo el relicario más grande del mundo.

Estos hechos, convirtieron a la ciudad de Colonia en un importante centro de peregrinación junto con Santiago  de Compostela y Roma,  lo que comportó importantes beneficios para la ciudad, y es por lo que desde finales del siglo XV en el escudo de la ciudad aparecen las tres coronas correspondientes a los Reyes Magos.

               
Abajo del escudo, hay once colas de armiño, que simbolizan  a Santa Úrsula y las 10 vírgenes,  haciendo referencia a la historia de Colonia, cuando fue invadida por los hunos en el año 451, y  su rey Atila se enamoro de Úrsula, pero la joven se resistió y junto a otras 10 doncellas que se negaron a entregarse a los apetitos sexuales de los bárbaros, fueron martirizadas.  En el lugar del martirio se construyó  la basílica de Santa Úrsula, y aunque se la venera desde entonces, la Iglesia nunca la canonizó oficialmente.

Fue tan importante la Catedral de Colonia,  que las direcciones  de las casas eran un número secuencial que partía de ella, siendo el 4711 la dirección donde se inició la fabricación de la intemporal y famosa  Agua de Colonia 4711.



Recuerdo  que  mi tía Isabel,  la profesora de música que tantas veces ha salido en mis apuntes autobiográficos,   era muy perseverante  en sus regalos de Navidad y Reyes.  Para la Navidad siempre obsequiaba a todos los componentes de  la familia con un frasco de Agua de Colonia  4711,   y  en la festividad de los Magos, nos regalaba a mis hermanos y a mí el clásico roscón de Reyes, que cada 6 de enero, pasábamos por su domicilio  a recogerlo hasta su fallecimiento.

Quizás,  por estos regalos de Navidad y Reyes de mi tía, la música para mí es más que sonidos, es también olor; la de la aroma de una colonia y la del roscón de Reyes, que me transportan  rápidamente al olor a campo  y al olor  a comida campestre de la  Sinfonía Pastoral de Beethoven  que nos tocaba al piano mi tía Isabel.

Puede ser que el relicario dorado de la catedral de Colonia no albergue  los restos de los Tres Reyes Magos,  pero  si guarda una bonita historia, tal como la he contado, y con más autoridad que la mía, la definió Goethe:

 “Historia, tradición, probable, improbable, fábula con naturaleza, probabilidad, realidad, fundido todo hasta con el último y más individual relato, desarma como un cuento de hadas toda la crítica”.


Notas:
1ª Unos grandes almacenes con centros comerciales en toda España,  anunciaba en las pasadas fiestas la llegada del Papá Noel y con la advertencia de que los niños les trajesen sus cartas. No todo vale, tiene que haber una ética comercial, y la tradición española apunta que las cartas de los niños con la petición de los juguetes son para los Reyes Magos.

2ª Reivindico una vez más el color amarillo, esta vez sin duda, con el amarillo del dorado del relicario de los Magos de la catedral de Colonia.

1 comentario:

  1. Bonita e interesante historia.
    Lo de Papa Noel hay que entenderlo, llega antes y puedes jugar mas tiempo, ademas que es más simpático al venir con el trineo y los ciervos sobre la nieve.
    Recuerdo la rabia que de pequeño me daba cuando después de venir los reyes, al día siguiente tenia que ir al colegio y ya no podía jugar.

    Por eso cuando fui creciendo mis hijos celebraban con más ilusión la llegada de Papa Noel.
    Aparte de que la connotación religiosa de los Reyes Magos quizá hoy en día no todo el mundo la sigue cultivando.

    Felicidades por el blog¡¡

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