"Dichoso aquél que
recuerda con agrado a sus antepasados, que gustosamente habla de sus acciones y
de su grandeza y que serenamente se alegra viéndose al final de tan hermosa fila"
Goethe
(1749-1832)
En mi entrada de hoy, os quiero
comentar el periplo póstumo del viaje de los restos de los Reyes Magos, hasta llegar a su última morada en la Catedral de Colonia.
Santa Elena, madre del emperador
Constantino era ávida en la búsqueda de reliquias, y en su haber constan el
encuentro de la "santa cruz", "la escalera santa",
"los clavos del sacrificio", el "titulus Crucis" (rótulo
INRI), "la santa túnica",
"la cuna de Jesús", "el santo sepulcro", etcétera, y como
no, los restos de los Reyes Magos, que es el tema de hoy.
Los restos de los Magos se los llevó a
la basílica de Santa Sofía en Constantinopla (hoy Estambul). En el año
343, San Eustorgio fue a Constantinopla
para recibir la confirmación de su nombramiento como Obispo de Milán, y volvió
no sólo confirmado de obispo, sino también con un enorme sarcófago que
contenían los restos de los Reyes Magos como regalo del emperador.
El pesado sarcófago de
mármol con la inscripción "Sepulcrum Trium Magorum" y con una
estrella con cola de cometa, lo transportó
en un carro tirado por bueyes, tal como consta en un capitel de la basílica de San Eustorgio, y cuando llegaron a Milán, en un determinado
lugar, los bueyes se pararon y no quisieron avanzar más, por lo que San Eustorgio,
abandonó la idea de llevar el sarcófago a la catedral de Milán, y en aquel punto construyó
la basílica que lleva su nombre.
Cuando en el año 1162
Federico I, llamado Federico Barbarroja por el color de su barba, emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico, saqueó la ciudad de Milán, y tomó como botín
las reliquias de los Reyes Magos y se las donó al arzobispo de Colonia, Rainaldo
de Dassel.
Éste arzobispo, enemistado
con el papa de Roma, tomó la decisión de
que los Reyes Magos tuvieran una digna morada y un precioso relicario. La
morada es la actual catedral de Colonia, y el relicario que está situado detrás del
altar mayor de la misma, y que fue construido
con madera y plata dorada, siendo el relicario más grande del mundo.
Estos hechos, convirtieron a la ciudad
de Colonia en un importante centro de peregrinación junto con Santiago de Compostela y Roma, lo que comportó importantes beneficios para la
ciudad, y es por lo que desde finales del siglo XV en el escudo de la ciudad
aparecen las tres coronas correspondientes a los Reyes Magos.
Abajo del escudo, hay once colas de
armiño, que simbolizan a Santa Úrsula y
las 10 vírgenes, haciendo referencia a
la historia de Colonia, cuando fue invadida por los hunos en el año 451, y su rey Atila se enamoro de Úrsula, pero la
joven se resistió y junto a otras 10 doncellas que se negaron a entregarse a
los apetitos sexuales de los bárbaros, fueron martirizadas. En el lugar del martirio se construyó la basílica de Santa Úrsula, y aunque se la
venera desde entonces, la Iglesia nunca la canonizó oficialmente.
Fue
tan importante la Catedral de Colonia,
que las direcciones de las casas
eran un número secuencial que partía de ella, siendo el 4711 la dirección donde
se inició la fabricación de la intemporal y famosa Agua de Colonia 4711.
Recuerdo
que mi tía Isabel, la profesora de música que tantas veces ha salido
en mis apuntes autobiográficos, era muy perseverante en sus regalos de Navidad y Reyes. Para la Navidad siempre obsequiaba a todos los
componentes de la familia con un frasco
de Agua de Colonia 4711, y en
la festividad de los Magos, nos regalaba a mis hermanos y a mí el clásico
roscón de Reyes, que cada 6 de enero, pasábamos por su domicilio a recogerlo hasta su fallecimiento.
Quizás, por estos regalos de Navidad y Reyes de mi tía,
la música para mí es más que sonidos, es también olor; la de la aroma de una colonia
y la del roscón de Reyes, que me transportan rápidamente al olor a campo y al olor
a comida campestre de la Sinfonía
Pastoral de Beethoven que nos tocaba al
piano mi tía Isabel.
Puede ser que el relicario
dorado de la catedral de Colonia no albergue los restos de los Tres Reyes Magos, pero
si guarda una bonita historia, tal como la
he contado, y con más autoridad que la mía, la definió Goethe:
“Historia,
tradición, probable, improbable, fábula con naturaleza, probabilidad, realidad,
fundido todo hasta con el último y más individual relato, desarma como un
cuento de hadas toda la crítica”.
Notas:
1ª Unos grandes almacenes con centros comerciales en
toda España, anunciaba en las pasadas
fiestas la llegada del Papá Noel y con la advertencia de que los niños les trajesen
sus cartas. No todo vale, tiene que haber una ética comercial, y la
tradición española apunta que las cartas de los niños con la petición de los
juguetes son para los Reyes Magos.
2ª Reivindico una vez más el color amarillo, esta
vez sin duda, con el amarillo del dorado del relicario de los Magos de la
catedral de Colonia.
Bonita e interesante historia.
ResponderEliminarLo de Papa Noel hay que entenderlo, llega antes y puedes jugar mas tiempo, ademas que es más simpático al venir con el trineo y los ciervos sobre la nieve.
Recuerdo la rabia que de pequeño me daba cuando después de venir los reyes, al día siguiente tenia que ir al colegio y ya no podía jugar.
Por eso cuando fui creciendo mis hijos celebraban con más ilusión la llegada de Papa Noel.
Aparte de que la connotación religiosa de los Reyes Magos quizá hoy en día no todo el mundo la sigue cultivando.
Felicidades por el blog¡¡