“Quisiera consignar un milagro trivial, del
que uno no se da cuenta hasta después que ha pasado: el descubrimiento de la
lectura. El día en que los veintiséis signos del alfabeto dejan de ser trazos
incomprensibles en fila sobre un fondo blanco, arbitrariamente agrupados, y se
convierten en una puerta de entrada que da a otros siglos, a otros países, a
multitud de seres más numerosos de los que veremos en toda nuestra vida, a
veces a una idea que cambiará las nuestras, a una noción que nos hará un poco
mejores o, al menos, un poco menos ignorantes que ayer.”
MARGUERITE
DE YOURCENAR, ¿Qué? La eternidad (1988)
Mañana
celebraremos el Día Internacional del libro y el patrón de Catalunya Sant Jordi, y por ello nuestras calles como en cada año, se llenarán de una extensa
exhibición de libros y de rosas. Este acontecimiento me ha hecho
reflexionar y recordar, de acuerdo con
el título de este blog, sobre las
bibliotecas y sus libros.
LA BIBLIOTECA HERNANDO
COLÓN
Hernando
Colón era el hijo pequeño del almirante Cristóbal Colón, y le acompañó en el cuarto viaje al Nuevo
Mundo cuando tenía dieciséis años.
Estamos
en el año 1513 y hacía 73 año que se había inventado la imprenta.
Las bibliotecas estaban en las manos de
la aristocracia, y Hernando sabía la
importancia de los libros para la
formación del pueblo, y se imaginó el sueño de hacer una biblioteca pública y
universal en Sevilla para paliar la ignorancia. Hernando era un reconocido
filólogo, experto jurista, geógrafo, historiador y biógrafo de las hazañas de
su padre. Su vasta educación se produjo porque
fue paje del príncipe Juan de Aragón.
Uno
de sus encargos de libros fue para el
marchante Octavio Grimaldi en el año 1532, y hubo un naufragio que se
perdieron del cargamento 1.637 libros valorados en 2.000 ducados, que era una
fortuna en aquella época. Aún así siguió su sueño, costumbre adquirida de su padre, y pudo equipar a su soñada biblioteca hasta su fallecimiento con la
cantidad de15.300 ejemplares, entre ellos libros incunables, es decir, editados
antes del año 1500.
Esta imagen corresponde a un incunable del año 1493, que mostró al viejo mundo la primera ilustración de los indios
americanos, también están presentes el
rey Fernando sentado en su trono y Cristóbal Colón en una de sus carabelas.
Hernando
Colón falleció en el año 1539 y dejó todos sus bienes a su biblioteca hecho insólito en aquellos
tiempos.
MIS BIBLIOTECAS
Recuerdo que mi abuela Isabel me advirtió porque era muy religiosa, que no todos los libros se podían leer, yo en aquel entonces, creí que se refería a una colección muy gráfica y terrorífica sobre la primera guerra mundial, con fotos que fueron muy fuertes su contemplación por mi edad. Mi abuelo no me puedo aconsejar ya que falleció cuando yo tenía siete años.
Hay una
novela que la he leído de mayor, de Carmen Laforet, que en año 1944 ganó la primera edición del Premio Nadal con
su primera novela “Nada” que refleja el ambiente triste, opresivo de la
posguerra. El premio fue controvertido
en la época, tanto porque se le entregó a una mujer, como por la temática de la
obra.
Se ha
aprobado iniciar la construcción de la superbiblioteca de Barcelona, que estará situada cercana la Estación de
Francia, y que contendrá 600.000
volúmenes y estará en funcionamiento en el 2028.
Llevo 9
años escribiendo este blog además de colgar en el mismo mis dos novelas
empresariales y he llegado a la conclusión que para escribir se debe leer
muchísimo.
En 2005 se ponen en marcha los portales ARCA (Archivo de Revistas Catalanas
Antiguas),
Notas:
1ª Recuerdo que cuando nosotros
éramos pequeños, llevábamos periódicos y
revistas al trapero, que los compraba
parar revenderlos como materia prima a
las fábricas de papel. No era usual
vender papel a los comercios, como es el
caso que describe el propio Cervantes en el tomo I y concretamente en el
capítulo IX de Don Quijote que relata
que un muchacho en una calle de Toledo vende papel a los comercios, y que
precisamente se trata del manuscrito de las “Aventuras de Don Quijote” que es
salvado por el propio narrador de la
historia.
2ª Lo que si ha acontecido en la historia de la humanidad es la quema de libros, y que el escritor estadounidense Ray Bradbury describe en su obra Fahrenheit 451 que los bomberos queman libros
por orden de un gobierno totalitario. Fahrenheit 451 es la temperatura que
arden los libros que equivale a los
nuestros 232 grados centígrados, y que
Julio Verne hubiera razonado sus
cálculos de la siguiente manera:
“Como que el cero grados de la
congelación y los 100 grados de la ebullición del agua en la escala centígrada,
equivalen a menos 32 grados y 212 en la escala
Fahrenheit, por lo tanto, en la
realidad en la escala Fahrenheit hasta
el 100 hay 180 divisiones de grados positivos, es decir.
1 grado centígrado es igual a un grado Fahrenheit (F) x 1,8, por lo tanto,
Grados centígrados = F – 32 / 1,80 =
451 -32 / 1,80 = 232 grados centígrados”
Precisamente en una película que vi
el otro día en Movistar plus, “El maestro que prometió el mar”, donde el
ejército “nacional” llega a un pueblo de
Burgos, y queman en la plaza del pueblo unos cuadernos procedentes del la
imprenta de la escuela.
3ª Hoy día hay varias cadenas de venta de libros de segunda mano que se
pueden encontrar joyas del pasado. En mi paseo hay dos, que las visito
frecuentemente y que obtengo libros que
me ilusionan por poco dinero. Una de mis últimas adquisiciones fue un tomo de
buena apariencia, y con una
encuadernación de cartón estupenda,
editado por RBA en el año
1994, que incluye dos novelas de misterio de Georges Simenon
con su comisario Maigret, y que lo adquirí , porque sus “casos policiacos” los
leía en mi juventud. Hay una entrada en
este blog del 18-05-2015, que
describo el homenaje que le rendí a Simenon, en su
memorial situado en su ciudad natal de Lieja (Bélgica)
Hace ya unos meses, mi hijo me
regaló tres tomos de “El Vizconde de
Bragelonne” de Alejandro Dumas, editado en 1969, que es la continuación de “Los
tres mosqueteros”, encuadernados con tapas de cartón con grabados dorados y equipados con una cinta para señalar la
página de la última lectura. Seguramente los leí cuando era muy joven
procedentes de la biblioteca de mi
abuelo, pero que en este momento no recuerdo su trama, por lo que
me aportarán una buena distracción para este verano.
4ª La UNESCO designó, mañana, el Día
del Libro, en conmemoración del
fallecimiento de Miguel de
Cervantes que ocurrió el 23 de
abril de 1916. En su actual sepulcro en
el Convento de las Trinitarias en Madrid, existe una lápida con el
siguiente epitafio.
¡Ojo! Donde dice Segismunda, debe decir, Sigismunda. Este error de escritura fragante me consuela, y pido pergón a vosotros mis lectores, por mis pasados y futuros fallos de escritura que cometo a veces. Muchas gracias por leerme.